Continuando con nuestras recetas para buscar empleo, vamos con algo sencillo y fácil de realizar ahora que llega el verano, que los días son más largos y que tenemos más tiempo para todo. Después de “mantener la calma, asumir una actitud positiva y no dejarse llevar por el desánimo”, ahora lo que nos toca es “movernos”.
Y eso significa que el trabajo no va a venir a llamar a mi puerta, sino que tengo que ser yo quien vaya a buscarlo por todos los sitios.
Ahora que llega el verano quizá sea el momento de involucrarnos en actividades “extra-laborales” que nos sirvan para desarrollar habilidades y ampliar horizontes, ya que estas serán luego muy valoradas por los empleadores y nos harán destacar del resto de solicitantes. Y esto abarca muchas posibilidades, desde los trabajos esporádicos en una terraza de verano hasta una colaboración como cooperante en un país en vías de desarrollo. Se trata de hacer trabajos en los que demuestres tus capacidades, aunque sean colaboraciones “de poca importancia”. Piensa que estás invirtiendo en tu futuro profesional a la vez que creces como persona.
Y quizá el verano sea un buen momento para perder el miedo a salir al extranjero. Tu puesto de trabajo ideal puede estar en tu ciudad o en la otra parte de Europa, así que aprovecha las oportunidades que te brinda la libertad de movilidad de trabajadores dentro de la Unión Europea y lánzate a la aventura de conocer otro país, otras gentes y otras costumbres que amplíen tus posibilidades laborales. Y esta será también una magnífica forma de mejorar tus idiomas y por supuesto tu currículum.
El truco está en no quedarse quietos, en mostrar todas tus competencias, en ofrecerte, en moverte, en que todo el mundo sepa que estas buscando empleo y que tienes mucho que ofrecer.
Aprovecha el verano y haz que te llene de sol, de energía y de relaciones profesionales. Verás como al final las cosas se ven de otro color.
Ahora que llega el verano quizá sea el momento de involucrarnos en actividades “extra-laborales” que nos sirvan para desarrollar habilidades y ampliar horizontes, ya que estas serán luego muy valoradas por los empleadores y nos harán destacar del resto de solicitantes. Y esto abarca muchas posibilidades, desde los trabajos esporádicos en una terraza de verano hasta una colaboración como cooperante en un país en vías de desarrollo. Se trata de hacer trabajos en los que demuestres tus capacidades, aunque sean colaboraciones “de poca importancia”. Piensa que estás invirtiendo en tu futuro profesional a la vez que creces como persona.
Y quizá el verano sea un buen momento para perder el miedo a salir al extranjero. Tu puesto de trabajo ideal puede estar en tu ciudad o en la otra parte de Europa, así que aprovecha las oportunidades que te brinda la libertad de movilidad de trabajadores dentro de la Unión Europea y lánzate a la aventura de conocer otro país, otras gentes y otras costumbres que amplíen tus posibilidades laborales. Y esta será también una magnífica forma de mejorar tus idiomas y por supuesto tu currículum.
El truco está en no quedarse quietos, en mostrar todas tus competencias, en ofrecerte, en moverte, en que todo el mundo sepa que estas buscando empleo y que tienes mucho que ofrecer.
Aprovecha el verano y haz que te llene de sol, de energía y de relaciones profesionales. Verás como al final las cosas se ven de otro color.
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