miércoles, 6 de octubre de 2010

Opositar en tiempos de crisis: entre la esperanza y el desánimo.

Cualquier persona que haya preparado una oposición está familiarizada con la “tasa de reposición”. Es una noticia que, con suerte, se da una vez al año y sirve para la esperanza o, como ocurre en la actualidad, para el desánimo. Para los profanos en la materia decir que no es ni más ni menos que el número de funcionarios que ingresan en la Administración dividido por el número de funcionarios que salen de ella por jubilación. Esta misma semana miles de opositores han recibido como un jarro de agua fría la noticia de que en el periodo 2011-2013 esta tasa de reposición será del 10%. Es decir que sólo serán cubiertas 10 plazas de cada 100 que desaparecen. Ello supondrá que en la administración central cuando acabe este periodo habrá 30.000 funcionarios menos. Aunque la media de empleados públicos siga siendo moderada en España respecto a países de nuestro entorno no es menos cierto que el importante desarrollo de las diversas administraciones autonómicas ha hecho que el gasto no parara de crecer, y lo que es peor, de convertirse en una organización terriblemente ineficiente. En una situación de clara recesión, como en la que nos encontramos, el recorte de ese gasto es una medida directa y efectiva de controlar el déficit público. A pesar de congelaciones y recortes de salarios sufrido por los empleados públicos en los últimos años, el PIB del país disminuye y el peso en el mismo de los salarios públicos aumenta del 10% en 2005 al 11,8% en 2009. A falta de soluciones más imaginativas, la consecuencia es clara: menos personal y el que haya que sea más flexible.

¿Estamos viviendo en esta época una excepción a lo que ha venido ocurriendo históricamente? Obviamente la limitación es drástica pero en absoluto es novedosa. La crisis del 93 marcó el inicio de los recortes en el empleo público. Entre 1993 y 1995, de manera tácita, y de 1996 a 2002, de manera explícita para todas las Administraciones, la tasa de reposición se situó en el 25%. De 2003 a 2007, gracias al acuerdo entre Administración y sindicatos alcanzó el 100%, e incluso en algunas ocasiones se superó. Luego vinieron los acontecimientos que todos conocemos y estos acuerdos se fueron al traste, dando como resultado un 30% de tasa de reposición en 2008 y 2009, hasta llegar a la situación actual.

En cambio nos sorprenderemos si vemos que en el periodo 1990-2005 el empleo público creció un 29.9% pese a estas restricciones de acceso al mismo. ¿Cómo se puede entender este fenómeno? Aunque no queda demasiado claro, la transferencia de funcionarios de la Administración Central a la autonómica y la aparición constante de nuevas administraciones han sido las aparentes culpables. Pero lo que más ha influido ha sido el recurso que las administraciones han hecho de fórmulas de empleo temporal, hasta el punto que la temporalidad en algunas administraciones supera el 25% y es incluso mayor que en el empleo privado . No parece que la reciente reforma laboral ayude mucho a mejorar las tasas de temporalidad pues, según se establece, a partir de 2012 las administraciones públicas podrán hacer un uso general de la contratación con empresas de trabajo temporal como fórmula alternativa a la contratación directa de personal temporal. Es decir, ya no sólo es complicado acceder a la Administración, sino también mantenerse.

Ante esta situación ¿cuál es el sentimiento de los actuales opositores? ¿qué actitud tomar ante este conjunto de adversidades?¿sigue siendo tan atractiva la opción del empleo público? Como datos para la esperanza comentar que:

  • Esta tendencia no tiene por que mantenerse forzosamente en todas las administraciones, con lo cual encontraremos un nivel de oferta de empleo público más o menos limitado, según la administración en la que nos encontremos.
  • Estos recortes no afectaran a todo tipo de plazas, existiendo aún determinados ámbitos, como la administración educativa, la administración de justicia, la sanidad o los cuerpos y fuerzas de seguridad, donde es previsible que la limitación tenga mucho menor impacto.
  • Por otra parte, de una manera u otra siempre existirán convocatorias a las que pueda acceder un opositor. Es posible que haya un recorte de plazas en la convocatoria que esté preparando, pero también es posible que gran parte de los conocimientos adquiridos sean validos para acceder a otro cuerpo.
  • Un periodo de bajo número de convocatorias desincentiva a la preparación de oposiciones por lo que las convocatorias existentes, en especial las más técnicas que afectan a universitarios, tienen candidatos menos cualificados a pesar de que se presenta mucha más gente.
  • Si existe una reducción drástica en el ámbito de conocimiento del opositor también se puede plantear la preparación compaginada con el empleo. Obviamente va a tardar más en estar preparado y la fuerza de voluntad debe ser máxima, pero el empleo le permite una subsistencia digna, la preparación calmada de la oposición y una alternativa real de futuro.
  • Finalmente decir que la gestión de los recursos humanos en las empresas, cada vez más basado en las competencias y habilidades, favorece en gran medida a los opositores. Los conocimientos y habilidades adquiridos durante la fase de preparación de oposiciones son valorados por determinados sectores (gestión, consultoría, formación…) y abren las puertas al reciclaje profesional del opositor si la situación se complica. Hay muchos ejemplos. En efecto, en esta situación generalmente tienen más edad que sus competidores, pero también mejor formación, más capacidad de lucha y altísimas dosis de disciplina. Una fórmula casi mágica para triunfar en la empresa privada.

Si eres opositor o te planteas preparar una oposición en el futuro nos gustaría saber que opinas al respecto. ¿La coyuntura actual te ha hecho cambiar tus planes? ¿sigues estando convencido de que es la mejor opción de futuro? ¿tal vez la menos mala de todas las opciones, en espera de que el mercado de trabajo se recupere? Contamos con tu participación en este espacio en forma de comentario a esta entrada.

1 comentario:

  1. Opositar en busca de un empleo público considero que es la manera más eficaz de encontrar solución al desempleo y a la crisis económica reinante. Por este motivo es conveniente estudiar y presentarse a rendir con el objetivo de obtener un trabajo con numerosos beneficios económicos y sociales.

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