Cuando el universitario comienza a vislumbrar que queda poco para concluir los estudios empieza a dedicar tiempo a la elaboración de herramientas que le permitan dar el el salto al mercado de trabajo. Se le presta mucha atención al curriculum y a todos los escritos que lo acreditan, como pueden ser los títulos, justificantes y otros documentos que informan de una trayectoria determinada, un curso de posgrado concreto o unas prácticas especificas que tienen que ver con la formación. El futuro candidato se preocupa excesivamente de las fechas, los nombres de las actividades y las entidades por las que ha pasado. Y la importancia es relativa, porque en cualquier proceso de selección importa más el contenido que la forma. Nos explicamos: cualquier empresa lo que demanda no son decenas de justificantes, sino más bien pruebas concluyentes de lo que pone en el curriculum y de los resultados que se han obtenido en las diferentes actividades desarrolladas. Y si estas pruebas vienen avaladas por gente que te ha dirigido mejor, mucho mejor.
Un aspecto al que se le suele dedica escasa atención son las referencias y las recomendaciones. Partamos de la base de que las conductas pasadas predicen las conductas futuras: esta es la idea con la que se trabaja en las empresas. Si eres capaz de demostrar cómo has sido anteriormente, las probabilidades de tu contratación aumentarán exponencialmente. En otros países europeos resulta crucial el disponer de cartas que hablen sobre el candidato. ¿Quien las redacta?. Puede ser un profesor con el que has colaborado, un empresario para el que se ha trabajado, el supervisor de una entidad en la que se realizó un voluntariado o un tutor de proyecto prácticas. De hecho en muchos sitios no entienden que se presenten candidatos sin venir avalados por nadie. En España la cultura de la recomendación se va imponiendo también poco a poco en los departamentos de recursos humanos. Debes aprender a recoger todos esos indicios que vas dejando a tu paso y que en caso contrario se acabarán perdiendo.
¿Cómo tiene que ser una carta de recomendación?. Sobre todo sincera. Si sólo se destacan aspectos positivos la credibilidad se resiente. Haz que la gente hable de ti lo mejor posible, pero si es de manera objetiva e incluyendo aspectos negativos la recomendación gana muchos puntos en el índice de credibilidad. Además si es para el extranjero la recomendación es que se haga en el idioma del país, si lo dominas, o en su defecto en inglés. Modelos hay miles, pero todos son parecidos. Si haces una búsqueda por "Recommendation Letters" en la red te saldrán centenares de resultados, pero es mejor que sean lo más realistas y originales posibles.
Pídesela a todas las personas que creas que han tenido relevancia en tu carrera. La mayoría de personas te responderán positivamente, pero es posible que muchas veces te digan que no saben como hacerla. No pasa nada: hazles un borrador bien pensado, realista y diferente, enséñasela y diles que la modifiquen como crean conveniente. Hay que ponerlo fácil.
Otra posibilidad es dar un paso más allá de la carta y pedir referencias. ¿En que consiste una referencia?. Las personas que redactaron las cartas también pueden ponerse a disposición de tus futuros contratadores para hablar sobre ti, si son requeridos para ello. No debes incluir los nombres y datos personales de estas personas en el curriculum. Simplemente haz referencia a su existencia con un "referencias a petición" en el curriculum u ofrécelas cuando vayas al proceso de selección: si te las piden, ese será el momento de dar los datos personales, sea el nombre, la empresa, el móvil o el correo electrónico.
Las empresas utilizan estas referencias para corroborar los datos que aporta el candidato, una vez se está casi al final del proceso de selección, y en muchos casos puede resultar el paso definitivo para acceder a la empresa.
Si eres usuario de LinkedIn estarás pensando en la herramienta específica que existe en esa red social para pedir recomendaciones de tus contactos, y que las mismas aparezcan en tu perfil. Obviamente la efectividad de una recomendación de este tipo no es la misma, en parte porque se ha abusado demasiado de la misma en los últimos tiempos. Menos aún si son contactos con los que no has trabajado anteriormente. Pero, si no tienes posibilidad de obtener otros, pídelos sin miedo a los contactos con los que tengas más confianza. Recuerda que no hace falta tener muchas referencias, sino intentar que las que tengas sean buenas.
Imagínate el impacto que puede causar, en un proceso de selección, que digas al final de la entrevista: "Lo que le he comentado sobre mi perfil es estrictamente cierto, pero puedo poner a su disposición estas cartas o estas personas que corroborarán todo lo anteriormente expuesto". Touché.
Lo dicho: tienes que conseguir que tus contactos hablen sobre ti. Bien o mal, el caso es que hablen.
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