lunes, 21 de enero de 2013

¡No me pienso estresar...!


Estamos en una época de mucha tensión y estrés tanto para nuestros estudiantes universitarios, como para nuestros recién titulados y los titulados con más experiencia. Cada grupo mencionado, por una razón diferente, pero no menos importante, simplemente distinta por la etapa de la vida que están pasando. Los primeros por la famosa y experimentada por todos “época de exámenes”, los segundos porque comienzan su búsqueda de empleo, actividad en la cual no tienen experiencia y no conocen al cien por cien como funciona y por último los titulados que están buscando empleo con experiencia, pero con un nuevo comienzo de año, con nuevas expectativas y objetivos a lograr.
Las diferentes situaciones que he mencionado, podrían llevarnos a valorar, ¿cuál de ellas causa más estrés? Vuelvo a insistir que son diferentes, no a todos no estresan las mismas situaciones, según Sonia Lupien, neurocientífica: “existen cuatro características de una situación que provocan estrés, no es necesario que se den todas a la vez, pero si cuantas más se cumplan mayor, será el estrés. Estas son: novedad, impredecibilidad, sensación de descontrol y amenaza para la personalidad”
Os pondré un ejemplo, imaginaos que necesitáis trasladar agua en una bolsa de plástico, la cantidad de agua que cabrá dependerá del tamaño de la misma, pero a vosotros os interesa llevar la mayor cantidad posible. Al principio, cuando inicies a echar agua confiareis en la resistencia del plástico porque la presión es mínima, conforme aumente la cantidad de agua dentro de la bolsa la tensión interna se hará más intensa y entonces os empezareis a preguntar sobre la dureza y calidad del plástico, habrá un momento en el que incluso se os pasará por la cabeza que no resistirá, y el plástico cederá, desparramándose todo el líquido. Llegados a este punto, pueden suceder varias cosas, o bien que el plástico sea más flexible y aumente el tamaño de la bolsa dando reducción la tensión interna, que se produzcan pequeños orificios por los cuales se pierda cierta cantidad de agua pero que conserve bastante de la que había, o bien que se rompa la bolsa y se vierta su contenido al completo. Es una forma muy clara de expresar como una persona, soporta, sobrelleva y enfrenta a esa presión del agua llamada ESTRÉS, a través de los recursos, habilidades, actitudes, conductas,… que posee.
Este término tan conocido y vigente en nuestra sociedad, ha dado pie a muchas definiciones de distinta índole, pero me vais a permitir que plantee dos de ellas para destacar un par de aspectos muy importantes del tema. La primera: “conjunto de reacciones fisiológicas que preparan el organismo para la acción" (Organización Mundial de la Salud). Desde esta perspectiva veríamos el lado positivo de éste, es decir, es lo que nos prepara ante las amenazas, o lo que percibimos como tal, lo que nos permite sobrevivir (como por ejemplo correr a toda velocidad cuando huimos de un peligro). Y la otra es aquella que propone que “se considera que el estrés se produce como consecuencia de un desequilibrio entre las demandas del ambiente (estresores internos o externos) y los recursos disponibles del sujeto…”, que se referiría a ese parte del término que implica consecuencias desagradables y perjudiciales para el ser humano.
La incidencia del estrés académico y laboral, implica consecuencias tanto a nivel conductual como hábitos insalubres, aislamiento, ira, falta de paciencia, etc., como a nivel cognitivo podríamos hablar de inestabilidad emocional, bloqueo mental, alteración en la valoración de la realidad, etc., como a nivel fisiológico entre otros mayor vulnerabilidad del organismo, migrañas, insomnio, inapetencia,… Está claro que lo que nos conlleva a un desequilibrio generalizado y a esa sensación de no poder luchar contra ello.
El primer paso para el manejo y afrontamiento del estrés, sería detectar y evaluar qué nos está provocando ese estado, observar los signos y síntomas que se manifiestan en nuestro cuerpo, además de hacernos preguntas tipo: ¿qué situaciones me generan malestar?, ¿cuándo noto estos síntomas?, ¿cuándo son más intensos? ,… Posteriormente deberíamos analizar qué se puede hacer valorando nuestras fortalezas, débilidades, recursos, etc., buscando la medida más adecuada, y por último adquisición y/o puesta en marcha de las estrategias de afrontamiento más adecuadas a cada situación específica. Este método nos será útil siempre y cuando los síntomas sean de un intensidad leve, la duración y frecuencia no muy prolongada; porque en el caso contrario tendríamos que ponernos en manos de profesionales. También os debemos advertir que la tarea al principio no será fácil, y requirirá de nuestro esfuerzo y motivación para lograrlo; pero como casi todo en esta vida es cuestión de entrenamiento y práctica.
Además existen una serie de hábitos saludables que nos pueden ayudar en la prevención del estrés como:
  • Realizar una dieta sana y equilibrada
  • Dormir lo suficiente, en torno a ocho horas
  • Fomentar las relaciones sociales como alternativa.
  • La práctica moderada de algún deporte o ejercicio físico ayuda a relajarnos
  • La organización del tiempo y de nuestras actividades, estableciendo horarios, es fundamental para ser eficaces y no sentirnos agobiados.
  • Saber seleccionar actividades, no podemos hacerlo todo.
  • No dejar pasar los problemas: afrontarlos de una manera más activa o más pasiva, pero decidiendo qué es lo mejor en cada caso.
  •  Fortalecer y mantener nuestra autoestima: si hemos hecho bien una cosa, reconocer nuestra propia autoría, y felicitarnos por ello. Y cuando hagamos algo mal reconocer nuestro error, analizar la situación y tratar de corregirlas, sin culpas, sin pensamientos negativos
  •  Cultivar y cuidar nuestrar relaciones personales: reforzar las conductas positivas de las personas de nuestro entorno, corrigiendo las conductas negativas de las personas que nos rodean y nos crean problemas.
  • Entrenamiento específico en técnicas de control de ansiedad y estrés: técnicas de relajación, fortalecer nuestras habilidades sociales (“Saber decir no“), realizar actividades que nos hagan sentir bien y nos ayuden a reflexionar/relajarnos (cocinar, bailar, leer, expresión corporal, teatro, etc.,)

Esperamos que pongais en práctica todos estos consejos y en breve estemos hablando de “Yo antes me ponía muy nervioso, me estresaba, pero ahora....“

“Enfrenta la realidad tal como es, no como era o como deseas que fuera“ (Jack Welch)

No hay comentarios:

Publicar un comentario